Fuente: Amig@ forista "AD" en Noticiero Digital
Articulo no de mi autoria pero certero y claro!
Supongamos que un buen día alguien da la orden, o simplemente LAS CONDICIONES OBJECTIVAS ESTAN DADAS para asi comenzar la desobediencia civil y poner en práctica la tan traída y llevada GUARIMBA.
Vivo en una urbanización de Caracas, digamos los Palos Grandes y lo único que tengo que hacer es bajar a la puerta de mi casa y trancar mi calle, justo frente a mi vivienda. Si esto se hace al unísono en todas las calles de todas las ciudades del país, nos encontramos con que toda Venezuela estaría paralizada, a merced de cualquiera que quisiera embasurarla totalmente. ¿Vamos bien?
La circulación estaría paralizada. O más bien, no se permitiría transitar a ningún vehículo.
Empiezan las preguntas: ¿cuándo haríamos LA GUARIMBA? ¿Cuánto duraría? No creo que pudiese durar mucho, porque un país paralizado poco tardaría en colapsar. ¿Sería de día o de noche?
Sigo imaginando y de repente, veo la avenida atestada de gente. No veo más que cabezas. Uno empieza a gritar y vociferar consignas. Pero todo el mundo quieto, frente a sus casas, sin moverse ni un milímetro. La multitud secunda el griterío. El ruido es ensordecedor. Los carros capturados en el medio no dejan de tocar sus cornetas, son aquellos que no sabían que no había que desplazarse.
La policía y el ejército --leales-- salen a poner "orden" en la población. Pero el colapso en las principales avenidas es tal, que no pueden movilizarse. Los sectores afectos al régimen no tienen problemas. Por allí no patrullaría la policía. Allí las calles están despejadas.
Salen los "círculos" a poner su particular "orden" en ese caos. ¿Qué pasa si a alguien se le ocurre disparar primero? Hay dos opciones: replegarse a casa, o repeler la agresión disparando. En el primer caso, la calle quedaría libre, pero al instante los ciudadanos replegados volverían a salir a la calle. He aquí el juego. Ya voy entendiendo... Habría que organizarse muy bien y coordinarse. Unos a la calle, otros a almorzar o a cenar, otros vigilando, etc. Como estamos frente a nuestras casas, tenemos la ventaja de la logística y nos podemos turnar en las barricadas, si es que hace falta que estemos allí, porque en la mayoría de los casos ni tenemos que hacer acto de presencia en las calles.
¿Cómo terminaría todo esto? ¿Con una marcha --otra-- hacia Miraflores a sacar al dictador? ¿Cómo se haría la presión última?
Ajá, ya vislumbro. Un arrojado oficial de alguna de las fuerzas militares se atreve, como sucedió en Filipinas. Él da el primer paso, definiéndose, y conmina a sus subordinados a que se definan también. ¿De qué lado se pondría la mayoría del ejército? ¿Contra el pueblo o contra el dictador?
En cuestión de horas, no más, el caos es de tal naturaleza que alguien debe tomar una decisión radical. ¡Ahora o nunca! Ese componente de la fuerza militar leal al pueblo comienza la movilización hacia los centros de poder: Fuerte Tiuna, Miraflores, La Carlota, Cuartel General del Ejército, etc.
Dependiendo del grado de desorden, el ministro puede o salir huyendo o intentar tomar el control. Y aquí es donde se pondría de manifies to una vez más el valor y el coraje del verdadero soldado y del verdadero ciudadano. O la patria o la tiranía.
Alguien, tal vez, comience a entonar el himno nacional y este soldado al escuchar lo de "abajo cadenas", tal vez interprete que deba luchar contra estas nuevas cadenas y se una al tropel de gente que, en desobediencia, se encamina hacia Miraflores.
Me recuerda mucho esta situación a lo que pasó el 11-A. Casi rodaron cabezas. A muchos los sacaron de sus apartamentos a punta de patadas, coscorrones y puñetazos (Rodríguez Chacín). Otros incluso se atrevieron a protestar por el "atropello" (Tarek William). Otros desaparecieron ocultándose en no-se-sabe-qué-gallinero, para reagruparse después.
De repente, y como suele suceder en estos casos, entramos en el Palacio Blanco. Los guardias desparecieron. El personal desapareció. Y el principal inquilino tampoco está. Me recuerda a la conquista de los palacios de Saddam en Bagdad, cuando al entrar los americanos no encontraron más que lujo y soledad.
¿Dónde está el susodicho? Nadie lo sabe. Las cucarachas, dirigidas por la cucaracha mayor, pusieron en marcha su plan de contingencia y desaparecieron sin dejar rastros. A lo mejor, a estas horas, ya están volando a alguna isla del Caribe (¿adivinas cuál?), pero desde luego no todos.
La gente, enloquecida, busca a todo el chiripero. Hace falta un control de la situación. ¿Quién va a ser el "guapo" que se haga cargo? ¡No importa, cualquiera con dos dedos de frente y mucho amor al país!
¿Qué pasa luego...? ¿Es esto la Guarimba?
Sin tener demasiada imaginación, me puedo dar cuenta de que, desde luego, es una de las pocas formas que existen de acabar con esto de una buena vez. Rápido, fácil y sin bajas.
¿Qué estamos esperando? ¡Adelante con ello! No permitan que las ratas se multipliquen en su guarida y sigan pisoteando las libertades.
Si esto es golpismo, yo soy golpista.
¡Y a mucha honra!
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